"Estaremos en septiembre"
08-09-2014
Artículo de El Comercio sobre el puesto de Másquechuchos en El Fontán
A las nueve de la mañana de ayer un grupo formado por una decena de voluntarios de Másquechuchos llegó a la plaza de El Fontán decidido a instalar su puesto. Empezaron a descargar productos y a instalar una estructura que formará parte del mercado durante este mes. Este puesto, sin embargo, será distinto al resto porque, de momento, su previsión es «estar todos los domingos de septiembre» y su intención es «benéfica», explica Mercedes Escandón, una de las dispuestas voluntarias.
Entre todos, venden productos que han donado personas que quieren colaborar con la protectora con el objetivo de recaudar fondos para poder construir un nuevo albergue en la finca de La Pontiga, donde su propietaria y presidenta de la protectora, Blanca Rodríguez, creó el primero hace una quincena de años. Ahora tienen que mejorar las instalaciones tanto para beneficio de los animales, unos 200 perros, como de quienes los cuidan. Solventada la situación del suelo ahora tienen otro problema: la falta financiación. «Necesitaríamos un mecenas que creyera en nuestra causa», anima Escandón cerca de sus compañeras y de Diana un pointer que Lucía Díaz adoptó hace ya dos años. La perra mira curiosa el trajín de un domingo de mercado, y los objetos que los miembros de Másquechuchos ofrecen a los clientes.
Recogen dinero con huchas (Diana lleva una colgada al cuello), venden lotería de navidad, además de sus camisetas y sudaderas y otros productos donados como estanterías, cuadros, muñecas, zapatos, bolsos o bisutería. «Es como un bazar», explica Escandón. Con algunas cosas nuevas y otras de segunda mano, «porque el reciclaje y la reutilización también es parte de nuestra filosofía». Escandón hace de portavoz con el apoyo de los demás compañeros y guía la conversación hacia los problemas por los que atraviesa la protectora. Faltan recursos para la esterilización de los animales, los veterinarios... «estamos muy ahogados y esto nos da un pequeño respiro». También les hace tomar conciencia de lo complicado de la venta ambulante. «Sabemos que es duro porque en San Mateo nos poníamos en el paseo de Los Álamos y teníamos que montar y desmontar». Ellos solo algunos días y un grupo populoso. Sus vecinos de mercado lo hacen «todos los días y solos». Aun así «es divertido y estamos satisfechos del trabajo que aquí hacemos». Intentando vender lo donado al tiempo que buscan ideas para conseguir un albergue mejor para sus perros, como el «'crowdfunding' y todo lo que se nos ocurra para conseguir dinero».
Fuente: El Comercio