Nuestra historia

13-08-2023

Nuestra historia

Másquechuchos comienza su labor en el año 1993, como iniciativa particular, a la que, tras algunos años de soledad, se fueron sumando nuevos colaboradores.

Nuestro primer objetivo fue ofrecer refugio a los animales desamparados y para ello nos instalamos en una finca de forma improvisada, no sabíamos nada, solo teníamos voluntad. Pronto nos dimos cuenta de que NO era el lugar ideal, pero solo teníamos fuerza para sobrevivir.

Las instalaciones eran precarias, pero aun así íbamos acomodándonos como podíamos para atender todos los rescates que llegaban. Y, de repente, en el otoño de 2001 se cierra la protectora de Avilés y rescatamos a 120 animales que un camión se llevaba a Santander para ser sacrificados. De pronto, la población del refugio se multiplicó por dos, e incluso hubo que pasar varias noches durmiendo allí para asegurar la convivencia. ¿Qué podíamos hacer? ¡Luchar!

Año tras año y gracias al apoyo de tantas madrinas/padrinos y adoptantes fuimos atendiendo a todos esos animales y buscándoles familias. Sabíamos que teníamos que trasladarnos a un lugar mejor porque allí carecíamos de todo: no teníamos acceso rodado, el entorno era un barrizal, pozo de agua y luz a base de un generador, falta de espacio… y para colmo, la administración nos urgía a desalojar el espacio ya que no conseguimos todos los permisos que nos pedían.

¡Había que buscar un nuevo emplazamiento! ¡Cuántas horas, cuántos días buscando una finca donde poder, no solo atender a los animales, además, queríamos afianzar nuestra nueva filosofía de trabajo, que a lo largo de estas décadas tanto había evolucionado! ¡Queríamos ser un Centro de Adopción!

Pero, mientras se producía el milagro, teníamos que mejorar las instalaciones, los inviernos de lluvia y frío se hacían muy largos y los perros necesitaban mejores infraestructuras. Así que, de nuevo con la ayuda de tantas personas, pusimos en marcha la renovación, que aunque no alcanzó la totalidad del albergue, mejoró notablemente la situación.

Como veis la mejora fue evidente pero conscientes de que antes o después nos tendríamos que ir se eligieron materiales que pudiéramos aprovechar y reciclar en un futuro hogar.

Y ahora, tras treinta años de lucha, por fin… ¡hemos encontrado nuestro lugar! Una finca en el Alto de la Miranda donde las condiciones de partida eran infinitamente mejores: terreno suficiente, todos los servicios disponibles, una nave para albergar a los perros custodiados, distintos anexos para almacén, cuarentenas, casos peligrosos…

Se trata de unas viejas instalaciones que en el pasado funcionaron, primero como criadero de jabalíes, y después como criadero y residencia canina. Son unas instalaciones muy deterioradas, que además no están adaptadas a la concepción que tenemos hoy en día sobre el cuidado de los animales. Por eso se precisa adecuación para que tanto animales como cuidadores se sientan protegidos y a salvo ya que el nuevo espacio tiene todo el potencial para emprender una nueva etapa en la protectora, libre de miedos, un lugar donde pueda participar toda la sociedad, también tú.

El lugar reúne todos los requisitos legales que durante tantos años hemos buscado, y en eso hemos estado trabajando en los últimos meses. Aprendiendo de errores pasados no quisimos comenzar ningún proceso de adecuación en las nuevas instalaciones hasta no asegurarnos de alcanzar todos los permisos necesarios para nuestra actividad, no queríamos invertir ni un euro en balde. Por eso ahora, que todo el proceso administrativo ha concluido, estamos dispuestos para pasar a la acción y poner en marcha un Centro de Adopción Animal y para eso necesitamos el empuje económico.